El Tratado Comercial entre la Unión Europea y Canadá (CETA por sus siglas en inglés) es el más ambicioso jamás firmado por la UE, y supondrá una ventana de oportunidad para las empresas españolas. Así se desprende de un publicado ayer por el Banco de España. El organismo considera que este tratado, por su copmplejidad y duración, podría servir como modelo para acuerdos como el que deben negociar la UE y Reino Unido, tras el Brexit. La razón es que para su aprobación requiere que sea suscrito por las instituciones de la UE, los miembros comunitarios y hasta los Gobiernos regionales de países como Bélgica o Canadá.
A día de hoy, las relaciones comerciales y financieras existentes entre España y Canadá son reducidas. Entre enero y junio, España exportó 874,8 millones de euros a Canadá, lo que supone apenas un 0,6% del total de exportaciones al globo. Las barreras de acceso al mercado canadiense para las empresas europeas encarecen las relaciones comerciales, suponiendo entre un 25% y 50% de coste extra. El CETA eliminará el 99% de los aranceles en intercambios de productos industriales, mientras que otros sectores, como la agricultura, tendrán una bajada arancelaria gradual. En el caso de las inversiones, el CETA reduciría sustancialmente la necesidad de autorización para invertir.
El Banco de España considera que “el acuerdo supone una oportunidad notable para aquellas empresas que quieran internacionalizarse”, y especialmente en aquellas que participan en los procesos de contratación públicos, donde España es precisamente líder, con una cuota mundial de más del 10%. Sin embargo, actualmente la presencia de compañías españolas en el país es bastante limitada, sólo el 5% del total de sociedades exportadoras venden sus productos en Canadá. En el caso de la inversión, Canadá es uno de los países con mayores restricciones a la inversión directa extranjera. Las restricciones, superiores a las que hay en sentido contrario, hacen que Canadá se encuentre en el puesto 38 como destinatario de inversiones españolas.